El día 10 de Muharram es el día de ‘Ashura, un día de una gran importancia para los creyentes, un día en el que a lo largo de los años y con muchos Profetas y Mensajeros anteriores, ocurrieron diversos milagros y sucesos fuera de lo normal. Acontecimientos, que no son mas que una prueba del Poder de Allah y de que esos Profetas y Mensajeros que los realizan son realmente los enviados de Allah.
En un día de ‘Ashura Allah liberó a uno de Sus Profetas de las tres oscuridades, de la oscuridad de la noche, de la oscuridad del vientre del animal marino y de la oscuridad de las profundidades del océano; en un día de ‘Ashura Allah hizo que cesara un gran diluvio y que el arca que navegaba por los mares, cargada de animales y de creyentes sinceros tocara tierra y pudieran descender tras una larga travesía, en un día de ‘Ashura Allah hizo que el fuego fuera frío e inofensivo para su amigo íntimo, en un día de ‘Ashura Allah aceptó el arrepentimiento de uno de Sus Profetas que había comido de un árbol que Allah le había prohibido, en un día de ‘Ashura Allah devolvió a uno de Sus Profetas, por haber permanecido paciente, perseverante y agradecido, sus hijos, su salud y su riqueza que le habían sido arrebatados; todos estos sucesos y otros muchos más, es muy posible que ocurrieran (y Allah sabe más y posee la certeza y el conocimiento absoluto de todos los asuntos) en un día de ‘Ashura.
En un día de ‘Ashura Allah liberó a Musa y a su pueblo de la tiranía y opresión del Faraón. Y por eso cuando el Profeta Muhammad, saws, llegó a la ciudad de Medina al Munawwara, encontró que los judíos ayunaban ese día. Les preguntó acerca de esa costumbre y dijeron: “Ése es el día en que Allah libró a Musa y al pueblo judío de Faraón; y nosotros ayunamos en memoria y agradecimiento de ese día”. Dijo entonces el Mensajero Muhammad: “Nosotros estamos más cerca de Musa que vosotros (o tenemos más ”, y ayunó en este día y ordenó que se ayunara.
El día de ‘Ashura a parte de ser un día de ayuno (que si va acompañado por el anterior y/o el posterior es siempre mejor), de reflexión y de buenas obras, es un día en el que suele hablar de Sayiduna Musa y contar su historia, o parte de ella, porque realmente es una historia muy extensa de la que podemos obtener numerosas lecciones para nuestras vidas.
De esa extensa y prolífera historia me gustaría centrarme unos instantes, y que vosotros lo hicierais vosotros conmigo también, en un episodio maravilloso que muchos recitamos cada viernes, pues se encuentra relatado en la surat al Kahf (Sura de la Caverna); es el encuentro entre el Profeta Musa y Sayiduna Al-Jidr, el siervo de Allah sincero al que Allah había dado un conocimiento que no había dado a Sayiduna Musa.
Como sabemos es un encuentro en primer lugar lleno de respeto y de cortesía entre el alumno que desea aprender y empaparse del conocimiento y el maestro que sabe que ese conocimiento va a ser demasiado duro para el alumno y que no va a poder soportarlo. Pero por encima de todo es un encuentro lleno de sabiduría que nos muestra la inmensa Misericordia de Allah.
Como soy consciente de que cada vez nos cuesta más leer y que soy de irme muchas veces por las ramas, voy a tratar de resumir lo máximo posible y centrarme en el capítulo concreto del que quiero hablar de este maravilloso encuentro entre Musa y el Jidr (o Al Jadir) que tienes tres capítulos diferentes. Es el primero de los tres, el de la barca y que Allah menciona en Su Libro diciendo: “Así partieron hasta que cuando habían subido en una embarcación, le hizo un agujero. Entonces dijo: ¿Lo has hecho para ahogar a los que van en ella? Realmente has cometido algo grave” (18, 71).
Sayiduna Musa no podía comprender cómo su compañero de viaje, el que supuestamente sabía más que él, había cometido esa atrocidad a una gente pobre y humilde, cuya única forma de ganarse la vida era transportar a la gente de una orilla a la otra del río, ese era su único sustento y Al-Jidr, alaihi salam, lo inutilizó por completo al hacer un agujero en él.
“Dijo (Al-Jidr): ¿No te dije que no podrías tener paciencia conmigo? Dijo (Musa): No me tomes en cuenta mi olvido ni me impongas algo difícil” (18, 73). Y en esta conversación vemos también cortesía entre alumno y maestro, entre el que quiere aprender, pero quiere ir demasiado rápido y el que le enseña sabe que aún no está preparado para saberlo todo, pues a él Allah le había dado un conocimiento del No-Visto que Sayiduna Musa, que juzgaba por lo externo, no era capaz de comprender.
Cuando ocurren el resto de los episodios y ya no hay mas remedio que la separación entre el alumno y el maestro; éste último pasa a explicarle por qué ha hecho todo lo que ha hecho, y recordad en todo momento que lo hacía por un mandato de Allah. Le dice: “En cuanto a la embarcación, pertenecía a unos pobres que trabajaban en el mar y quise estropearla porque los perseguía un rey que se apropiaba a la fuerza de todas las embarcaciones” (18, 79).
Esta era la razón y esto es lo que Allah no hizo comprender a Sayiduna Musa y es lo que a nosotros nos ocurre en la mayoría de los casos. Solo vemos lo inmediato, solo vemos el daño presente, solo vemos el mal del momento y lo hacemos muy grande, cuando es posible que sea muy pequeño y que con ello Allah nos esté librando de un mal mayor.
Como ocurrió exactamente con estos humildes hermanos (y también con los otros dos “capítulos” de la historia de Musa y al Jidr, sobretodo el del hijo al que da muerte). Su barca quedó inutilizada, no podía navegar y entonces cuando ese rey injusto y tirano, que se apropiaba a la fuerza de todas las embarcaciones que pudieran navegar llegó, vio que esa embarcación no le servía pues no podía navegar y los dejó libres con su embarcación. Una embarcación que repararon con facilidad y pudieron seguir con su trabajo y pudieron seguir manteniendo su sustento; cosa que no habrían podido hacer si Al-Jidr, alaihi salam, no la hubiera agujerado.
Y esto mismo, pues Allah repite Su sunna en el universo ocurre con nosotros, ocurre a nuestro alrededor en todo momento; vemos cosas que parecen algo enorme, que parecen un mundo, una gran dificultad, perdemos a nuestros seres queridos, algunos padres pierden a sus hijos, siendo esté uno de los dolores y dificultades mas grandes de esta vida, perdemos nuestro trabajo, perdemos la confianza, tenemos miedo con los medios, vemos desastres naturales que asolan el planeta, vemos injusticias tremendas…
Cuántas veces no nos preguntamos: “¿Oh Allah por qué me estás haciendo pasar esto? ¿Oh dios mío, qué he hecho yo para merecer esto?”. Imaginad por un instante esos pobres hombres de la barca, que con toda su buena voluntad y sin cobrarle nada por ello, montan en el barco a Musa y Al-Jadir, y éste último, no solo no les recompensa por ello, si no que les destruye su medio de subsistencia.
Y ahora por un instante, imaginad que Allah os pone a vosotros a prueba, como lo hace constantemente, con una situación similar. Si eso nos ocurre, que nos ha ocurrido y nos ocurrirá, lo que debemos hacer en vez de maldecir a Allah, o de maldecirnos a nosotros mismos y caer en la mas tremenda y absoluta angustia y desesperación, es volver al Libro de Allah, recordar este suceso y reconfortarnos reafirmando en nuestro interior, que es posible que con ello, Allah no esté librando de un mal mayor.
Y por Allah que esto ocurre, y por Allah que Él no es injusto con nada ni con nadie y por Allah que si en algún momento veis que el mundo os oprime, si sentís que estáis atrapados en medio de la dificultad, si sentís que la situación os ahoga, recordad esta maravillosa historia, reflexionad con sinceridad sobre ella, ya que es posible, es muy posible, que con ese momento de dificultad, por muy duro y largo que pueda ser, Allah te esté librando de un mal mucho mayor, te esté librando de algo que seas incapaz de soportar o te esté librando de algo que te pueda causar mucho más dolor en la Morada Infinita… ¿Y qué es la dificultad pasajera, comparado con el disfrute infinito?
Hay algo que no podemos olvidar nunca y le pido a Allah que nos haga recordarlo constantemente; y es que Allah es tremendamente generoso y misericordioso, y que nunca, jamás, podemos desesperar de Su Misericordia y de Su Perdón, y que nunca, jamás, por muy dura que sea la situación que estemos viviendo, por muy incapaces que seamos de ver la luz al final del túnel, podemos olvidar que todo tiene un final, que todo en este mundo es pasajero, que “todo cuanto en ella (la Tierra) hay, es perecedero. Pero la faz de tu Señor, Dueño de Majestad y Honor, permanece. ¿Qué dones de vuestro Señor podréis ambos negar?” (55, 27).
Oh Allah te pedimos que nos des la capacidad de saborear tu Misericordia en lo que ocurre a nuestro alrededor y te pedimos oh Allah, que nos hagas ser de aquellos, que en el lugar más elevado del Jardín, en compañía de tu Profeta, contemplan tu faz. Amin