Alhamdulillah wa shukrulillah; Alhamdulillah wa shukrulillah; Alhamdulillah wa shukrulillah. Oh Allah te damos gracias, con sinceridad desde lo mas profundo de nuestros corazones, por reunirnos en este lugar bendecido, en esta noche bendecida para recordar el nacimiento de aquel al que enviaste como una misericordia para todos los mundos, para recordar el nacimiento de aquel que cambió para siempre la historia de la humanidad, para recordar el nacimiento de aquel que estaba empeñado en nosotros, de aquel que todo cuanto hizo, lo hizo por nosotros, lo hizo por su Ummah.
Oh Allah te damos gracias por habernos favorecido al habernos hecho de la Ummah de Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, por haber abierto nuestros corazones a la luz del Islam y la luz de Muhammad. Y lo cierto es que debemos saber una cosa y debemos sentirnos tremendamente orgullosos y agradecidos por ello, debemos saber y recordáoslo continuamente, que somos los seres mas afortunados y privilegiados del planeta.
Os lo puedo asegurar y pongo a Allah y a los ángeles que hay hoy aquí entre nosotros como testigos de que no hay nadie mas rico que nosotros, no hay nadie mas afortunado que nosotros, no hay nadie mas feliz que nosotros, no hay nadie mas bendecido que nosotros los musulmanes, en el oriente y en el occidente de la tierra, pues nosotros, por el favor y la misericordia de Allah, poseemos un regalo mas valioso que todo el oro del mundo, un regalo mas maravilloso que todas las maravillas del mundo, ya que nosotros, hombres y mujeres, ancianos y niños somos los hermanos del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.
No somos sus compañeros, no somos únicamente sus seguidores, no, somos sus hermanos; y esto es algo que él mismo, salla allahu alaihi wa sallam, manifestó, cuando poco antes de su muerte, visitando las tumbas de algunos de sus compañeros, las lágrimas comenzaron a caer por su rostro bendecido. Le preguntaron que qué le hacia llorar, qué era lo que le afligía y dijo: “Hecho de menos a mis hermanos, o me habría gustado encontrarme con mis hermanos”. “¿Pero acaso no somos nosotros tus hermanos, oh Mensajero de Allah?” dijeron los que estaban presentes con él. Dijo: “No, vosotros sois mis compañeros, mis hermanos son una gente que vendrá después de mi y creerá en mi sin haberme visto”.
Oh Allah, a ti pongo por testigo y a tus ángeles que en esta noche nos acompañan que nosotros creemos en Tu Profeta y Mensajero y que eso, por tu favor y bendición nos hace ser sus hermanos.
¿Y quién este hombre que nos llama sus hermanos sin habernos conocido? ¿Quién este hombre que está empeñado en nosotros? ¿Quién este hombre que todo lo que hizo lo hizo pensando en nosotros?
Es Muhammad Ibn ‘Abdillah Ibn ‘Abdul Muttalib. Nuestro maestro, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro modelo. Aquel que fue enviado como una misericordia para todos los mundos, aquel que con los creyentes es clemente y compasivo, el que fue enviado como anunciador de buenas nuevas y advertidor, el que llama a adorar a Allah con Su permiso, el que es una lámpara luminosa.
¿Y qué bien es de más importante valía y mayor magnitud que su bien hacia todos los creyentes? ¿Y qué favor es de un beneficio más amplio y de mayor provecho que su favor a todos los musulmanes? Ya que fue su medio hacia la Guía y su salvador del extravío, el que los llamó al éxito y al honor, su vínculo con su Señor y su intercesor, el que habla por ellos, el testigo a favor de ellos, el que les asegura la permanencia y la continuidad y el deleite eterno.
Oh Allah a ti te pongo por testigo y a los ángeles que en esta noche bendecida nos acompañan, que nosotros reconocemos su valor, reconocemos su valía, reconocemos que él fue el medió que Tu, ensalzado seas, empleaste para sacarnos de las tinieblas y llevarnos hacia la luz, que él fue el medio que Tu, ensalzado seas, empleaste para que nos guiara al éxito y al triunfo, al honor y a la luz, y por ello, oh Allah te estamos inmensamente agradecidos.
Ya que él, salla allahu alaihi wa sallam, es el origen de todo bien, es el origen de todas las luces, ya que es parte de la luz de Allah, y de esa luz, de la que proviene Muhammad, obtuvieron todas las cosas su existencia. Los Profetas y Mensajeros fueron surgiendo sucesivamente a partir de ella, al igual que todos los reyes y hombres. Y el sol, la luna y las estrellas han surgido de ella al igual que el Trono, la Tabla, el Pedestal y las épocas.
Oh Muhammad, tu eres el señor de los dos mundos, el señor de los hombres y de los genios, el señor de los árabes y los no-arabes. Oh Muhammad tu eres nuestro Profeta, el que ordena y prohíbe. Oh Muhammad tu eres el que llamó a la gente a Allah y los que se aferran a ello, se aferran a una cuerda irrompible. Oh Muhammad tu eres aquel cuya forma y significado la perfección alcanzaron. Oh Muhammad nadie comparte tus bellas cualidades y tu nobleza, pues la esencia de tu belleza es indivisible. Oh Muhammad tu eres aquel cuya excelencia no tiene límite, por lo tanto nadie puede expresarla con palabras. Oh Muhammad tu eres como el sol luminoso, que a los ojos parece pequeño cuando está lejos, pero que abruma la mirada cuando está cerca. Oh Muhammad lo máximo que se puede saber sobre tu es que eres un ser humano, pero eres el Mejor de toda la creación de Allah.
En una noche como en la que hoy nos encontramos, hace mas de mil cuatrocientos años está luz iluminó el oriente y el occidente de la tierra y escuchad como describe a este hombre, a esta luz uno de sus grandes amantes, el Imam al Busairi en el Burda:
- Y cuando emerge en la Creación, envuelve con su guía el mundo y da vida a todas las naciones.
- ¡Qué noble es la complexión del Profeta: adornada con buen carácter y repleta de belleza y placentera alegría!
- Gentil como la flor, insigne como la luna llena, generosa como el océano y decidido como el tiempo.
- Su majestad es tal que, aunque te lo encuentres solo, siempre parece que está rodeado de sus huestes o de su séquito.
- Es como si las perlas que en sus conchas yacen preservadas de los veneros de su habla y su sonrisa proviniesen.
- Los intelectos sucumben de incapacidad exhaustos, como si el Sol de frente estuviesen mirando.
- Ningún perfume iguala a la tierra que cubre su cuerpo. ¡Bendito sea quien la huela y bendito quien la bese!
Oh Allah a ti te pongo por testigo, que no hay nadie ni habrá nadie sobre la faz de la tierra que merezca nuestro amor mas que tu Profeta Muhammad, pues no hay nadie ni lo habrá que nos haya dado tanto, que nos haya favorecido tanto como tu Profeta Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam. Oh Allah a ti te pongo por testigo de que nosotros amamos a tu Profeta y Mensajero Muhammad, salla allahi alaihi wa sallam.
Amar al Mensajero de Allah, amor al mejor de la creación, ese es nuestro secreto, esa es nuestra fuerza, esa es nuestra unidad. Y cómo no vamos a amar a este hombre, cómo no vamos a amar a Muhammad si todo el bien que poseemos, por pequeño o grande que sea, nos ha llegado gracias a él.
El amor, ¿qué es el amor? es un sentimiento que nace en lo más profundo del corazón y que se dirige hacia la persona que te ha hecho algún bien; amas a tus padres por todo lo que te han dado, amas a tu esposa o a tu marido por el bien que hay entre vosotros, amas a tu maestro por el conocimiento que has obtenido de él, amas a tu compañero por el bien que te hace; pues el bien de tus padres, de tu esposa o tu marido, de tus maestros, de tus compañeros, de tus hermanos, es una gota en un océano, comparado con el bien que hemos recibido por parte de Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, ¿acaso entonces, no merece este hombre todo nuestro amor?
¿Y qué es el amor por el Mensajero de Allah? El amor por el Mensajero es la determinación de ayudarlo, es la defensa de su Sunna, es el someterse a ella y el temor a oponerse a ella. El amor es el recuerdo continuo del amado; el amor es preferir al amado; el amor es el anhelo por el amado; el amor es la coincidencia del corazón con lo que quiere el amado, es anteponer los deseos del amado a los tuyos propios, amando lo que él ama y detestando lo que él detesta.
El significado de amar al Mensajero, es preferirlo sobre todo, sobre todos los demás; es que cuando lo recuerdes, anheles estar con él, que tu corazón sienta cercanía hacia él, que en tu mente esté continuamente presente su recuerdo; es la expresión en su más alta medida del amor que siente el marido por su esposa, del amor que siente una madre por su hijo.
El amor es como el Imán, crece y mengua. El amor por una persona cercana a ti es en ocasiones más fuerte que en otras. ¿Cómo se consigue que el amor por esa persona aumente? Lo consigues buscando la cercanía con ella, teniendo buena opinión de ella, recordando lo buena que ha sido contigo, teniendo presente los buenos momentos que habéis vivido juntos.
El amor por el Mensajero, salla allahu alaihi wa sallam, también crece y mengua. La forma de conseguir que aumente es imitándolo, poniendo en práctica su sunna, acatando sus órdenes, evitando sus prohibiciones, adoptando su corrección tanto en lo fácil como en lo difícil, en lo dulce y en lo amargo, en lo agradable y lo desagradable.
Aumenta conociendo y estudiando sus cualidades, su comportamiento, su carácter, su forma de ser, su trato con los cercanos y con los lejanos; conociendo e imitando su generosidad, su amabilidad, su bondad, su buen trato, su excelencia, su indulgencia, su benevolencia, su buena opinión, su firmeza, su determinación, su paciencia, su perseverancia.
Aumenta conociendo y estudiando las diferentes formas en las que Allah lo ennobleció, en las que Allah lo honró, los derechos que le son debidos por nosotros, los milagros y prodigios que le concedió, comenzando en una noche como esta, en la noche de su nacimiento, como lo fue la sacudida del palacio de Cosroes y la caída de sus almenas, la mengua del lago Tiberíades, la extinción del fuego de los Persas, que había estado mil años sin apagarse.
Aumenta mencionándolo continuamente, recordándolo constantemente, teniéndolo siempre presente, buscando la compañía de la gente que lo menciona, que habla de él, que lo imita, que lo pone como ejemplo, que te transporta a aquella época al hablarte de él y de sus nobles Compañeros.
El amor por el Mensajero, el amor por el mejor de la creación, nuestro amor por Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam, debe llevarnos a recordarlo abundantemente, ya que quien ama algo lo recuerda constantemente. Debemos tener el anhelo y el deseo de encontrarnos con él, puesto que todo amante desea encontrarse con su amado. Debemos hacer salat por él, pedir bendiciones por él en abundancia, tanto en público como en privado, en soledad o en compañía.
Esto es realmente amar al Mensajero de Allah, y sabéis qué es lo mejor de amar a Muhammad? Que ese amor, si es sincero, y ese amor es seguir su sunna y obedecerle, si ese amor es real y le amamos por encima de todo y de todos, ese amor, nos hará, nos llevará reunirnos con el amado, en el lugar más elevado del Jardín, ¿No os dais cuenta, de que somos los seres más afortunados y privilegiados del mundo?
Oh Allah a ti pongo por testigo y a los ángeles que esta noche nos rodean, de que es así, de que somos los seres mas afortunados y privilegiados de este mundo, pues nosotros amamos a tu Profeta Muhammad salla allahu alaihi wa sallam.
Que afortunados somos y te damos gracias por ello oh Allah, de estar aquí reunidos en esta noche bendecida, en esta noche llena de luz, en esta noche en la que los ángeles han descendido a hacernos compañía, en la que la sakina y la misericordia nos están cubriendo, en esta noche en la que conmemoramos y celebramos el nacimiento de nuestro noble Profeta, Muhammad salla allahu alauhu wa sallam.
Que afortunados somos de que Allah nos haya enviado al mejor de la creación, como una misericordia para todos los mundos, el que nos enseña el Libro y la sabiduría, el que nos purifica y nos saca de las tinieblas para llevarnos hacia la luz. El que fue enviado para perfeccionar las nobles cualidades de carácter y de comportamiento.
Que afortunados somos y te damos gracias por ello Oh Allah, por habernos escogido para ser miembros de la Ummah del Islam, la Ummah de aquellos cuyos miembros resplandecerán por el efecto del wudu en el Día del Levantamiento; la Ummah que ordena lo reconocido, impide lo reprobable y cree en Allah; la Ummah de Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam.
Que afortunados somos de ser seguidores del único de los Profetas que se ha guardado su súplica que será respondida, a la cual tiene derecho y lo tuvo en vida, pero que se reservó para hacerla en el Día del Levantamiento, y hacerla no para él, si no para todos nosotros, cuando postrado ante Allah, intercediendo por nosotros, para que entremos en el Jardín, diga: “Oh señor mi comunidad, oh señor mi comunidad” Ya rabbi Ummati, ya rabbi Ummati.
Que afortunados somos de estar celebrando esta noche la llegada al mundo de aquel, que en el Día del Levantamiento, cuando sus seguidores estemos atravesando el Sirat, pronuncie: “Oh señor dale firmeza, oh Señor dale firmeza” Ya rabbi sallam, ya rabbi sallam.
Que afortunados somos de en estos tiempos oscuros que corren, en estos tiempos de dudas, miedos y confusión, poder volvernos a una lámpara luminosa, una lámpara que está dentro de un vidrio y el vidrio es como un astro radiante, que afortunados somos de poder volvernos a ti oh Allah, y que afortunados somos de haber recibido la Guía de tu Profeta y Mensajero, Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.
Que afortunados somos de pertenecer a la Ummah de Muhammad, SAWS, no lo olvidéis nunca, no dejéis de recordarlo en ningún momento de vuestra vida, somos los seres mas afortunados y privilegiados que hay sobre la faz de la tierra, ya que somos los hermanos del mejor de la creación, que creemos en él sin haberle visto, que seguimos su sunna sin haber convivido con él, recordad: nosotros somos los hermanos del Profeta Muhammad, SAWS.
Oh Allah te damos gracias por este inmenso e inigualable regalo, oh Allah te damos gracias por darnos el mejor ejemplo posible a seguir, oh Allah te damos gracias por habernos enviado al mejor de la creación, oh Allah te damos gracias por darnos la oportunidad de amar, de amar desde lo mas profundo de nuestro corazones al mejor de la creación, el sello de los Profetas, el último de los Mensajeros, Muhammad, ibn Abdullah, SAWS, oh Allah te damos gracias por el regalo del Islam.