Estamos en el comienzo del año hiŷrî, en concreto en el primer día del mes de Muharram del año 1440 de la hégira, y puede que alguien piense que voy a escribir sobre la permisibilidad o no de desear un feliz año nuevo, ya que son numerosas las preguntas que he recibido al respecto; que si es bid’ah, que si es makrûh, otros incluso que si es haram… pero no lo voy a hacer, ya que considero que ese debate no debería tener lugar. Vamos a ver, ¿cómo va a ser malo o estar prohibido algo que sirve para unir los corazones, para desear algo bueno para el otro, para acordarte de él y pedir a Allah por él? ¿Que el Profeta no lo hizo? De acuerdo, pero eso no puede ser tomado jamás como argumento para declarar que algo está prohibido o es haram.
Pero bueno, y como ya he dicho, no quería hablar sobre este asunto hoy. De lo que me gustaría hablar es de la hégira y de lo que representa y significa para los musulmanes, ya que creo que muchas veces nos centramos en el debate de si esto está prohibido o está permitido, unos vienen con unas “pruebas”, otros con otras, y nos olvidamos del verdadero mensaje, nos olvidamos del espíritu del asunto, nos olvidamos de lo realmente importante.
¿Y es la hégira tan importante? Lo es, sin ninguna duda lo es. La hégira es lo que realmente marca un antes y un después en la historia, no sólo del Islam, sino de toda la humanidad. Y creo que no somos conscientes de lo que representó la hiŷra para los musulmanes; y hay mucha gente, hoy en día, que resta importancia y valor a la hiŷra y los que lo hacen están en un error de comprensión.
‘Umar Ibn al Jattab, que Allah esté complacido con él, era consciente de lo que significaba la hiŷra, de lo que representaba la hégira para los musulmanes y por eso, cuando era el Califa y viendo que el Islam se extendía con rapidez, que nuevas tierras se abrían para los musulmanes, que eran necesarias comunicaciones que tal vez tardaban semanas o meses en llegar y que se sucedían los sucesos históricos, llegó a la conclusión de que era necesario establecer una fecha, tener un calendario para “registrar” todo ello.
Reunió entonces a a algunos de los más importantes Sahaba y les pidió consejo sobre qué fecha o qué hito importante debían utilizar para comenzar el cómputo del calendario musulmán. Ya que hasta ese momento, los años se recordaban por hechos señalados. Algunos opinaron que se eligiera un calendario como el de los persas: un calendario basado en los reyes y sus periodos de gobierno. Los Sahaba rechazaron la propuesta. Otro dijo: contemos los años como hacen los bizantinos, con el calendario romano. Los Sahaba también lo rechazaron. Otros propusieron: “Hagamos que nuestro calendario tome como punto de partida el nacimiento del Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz”. Otros propusieron: mejor a partir de la fecha de su primera revelación como enviado de Allah. Otros dijeron que mejor el año de su muerte. Pero ‘Umar, que Allah lo acepte y le cubra con Su misericordia, el conocido como Al-Faruq, el que discierne, dijo: “Haced que sea la emigración de nuestro Profeta pues (con ese acontecimiento) diferenció la verdad de la falsedad”.
Esta es la importancia de la hégira de Meca a Medina: diferenciar y separar la verdad de la falsedad. Pero para comprenderla realmente, debemos ser conscientes de cómo era la situación de los musulmanes en Meca. ¿Y cómo era? Tremendamente dura, insostenible, con castigos, torturas, persecuciones, encarcelaciones, vejaciones, insultos, ataques… La verdad es que siempre que reflexiono y leo sobre ese tiempo en Meca, mis ojos se llenan de lágrimas y le pido a Allah que me permita reunirme en el Jardín con esos hombres y mujeres ejemplares que aguantaron todo eso y lo hicieron por amor a Allah y a Su Mensajero.
Era insostenible la situación; algunos de los Sahaba ya habían emigrado a Abisinia, pero en Meca quedaba la mayoría que no se iba porque querían permanecer junto a su amado Profeta, a pesar de que por ello tuvieran que sufrir daños y torturas. Pero no les importaba, porque estaban con el amado y al estar con él, todos los males eran soportables.
Pero no había expansión posible para el Islam, el Islam no crecía en Meca, en cierto modo había llegado a su límite en ese momento, y esta es la razón de la hiŷra. No es la situación personal de los Sahaba, que por supuesto también influye y mucho, sino que la razón principal, la intención fundamental era por el Din del Islam. La intención del Mensajero Muhammad, a quien Allah bendiga y conceda paz, y los Sahaba al hacer la hégira es clara y sincera, muy sincera: la hacen por Allah, y por eso Allah les dio éxito. Y recordad aquí el famoso hadiz con el que el Imam al Bujari comienza su sahih.
Este es el secreto de la hégira del Mensajero Muhammad, a quien Allah bendiga y conceda paz, y sus compañeros de Meca Al Mukarrama, a Medina Al Munawwarah. Es la intención de hacerla por Allah, de ir a un lugar donde poder adorar a Allah con seguridad. Y es en Medina donde el fenómeno del Islam toma fuerza como algo que va más allá, mucho más allá de una religión. Y esto es posible gracias a que en Medina les esperan otros hombres y mujeres que son ejemplares también, hombres y mujeres que reciben con los brazos abiertos al Mensajero y a todos sus Compañeros y se crea entre ellos una hermandad real, que es el verdadero secreto de la fuerza del Islam.
Y cuando eso ocurre todo cambia, la oscuridad es sustituida por luz, el mal por bien, la opresión por libertad; antes era pocos, ahora son muchos, antes eran débiles, ahora son fuertes; antes se tenían que esconder para adorar a Allah, ahora están construyendo su propia mezquita, antes tenían que recitar el Corán en secreto, ahora Bilal e Ibn Umm Maktum se suben a los tejados y llaman a la oración con sus potentes voces, antes se les escupía cuando andaban por las calles, ahora las puertas de las casas por las que pasan se abren para invitarlos a comer, antes sentían odio en los rostros y miradas de la gente, ahora solo ven amor en ellos, antes escuchaban insultos y malas palabras con los que se cruzaban, ahora escuchan saludos de paz y de bienvenida, antes eran odiados por ser musulmanes ahora son amados por ser musulmanes.
Las lecciones que podemos obtener de la hégira, y que podemos aplicar en nuestros días, son muchas y muy importantes, demasiado importantes como para andar fomentando un debate sobre si se puede felicitar el año nuevo o no. Mi consejo es que os olvidéis de ese debate, felicitéis si queréis y si no queréis no lo hagáis, pero nunca, jamás reduzcáis algo tan importante, y de lo que tanto se puede aprender, como es la hiŷra, a ese debate sin sentido.
La hégira es clave en la historia del Islam y la historia de la humanidad, reflexionad sobre ella, aprended de ella, de cómo emigraron los Sahaba, cómo viajó el Profeta, cómo preparó el viaje, lo que ocurrió antes y durante el mismo… Toda la hégira y lo que contiene es una fuente inagotable de conocimiento para nosotros y una muestra de cómo cuando haces las cosas por Allah, Allah te da éxito.
Oh Allah te pido que nos concedas el honor de reunirnos con los Sahaba que emigraron, con los que recibieron a los emigrantes y, por supuesto, con nuestro amado Profeta, en el lugar más elevado del Jardín. Amin
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14 septiembre, 2018 at 08:07Pingback:
17 septiembre, 2018 at 06:06