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Enseñanzas de la Hiyra

Hoy es viernes y se supone que siguiendo la costumbre debería publicar un jutba, pero hoy no voy a hacerlo y lo que voy a hacer va a ser escribir estas palabras en las que hablo sobre un aspecto que en ocasiones nos pasa desapercibido de la Hiyra, ya que nos encontramos en el noble mes de Muharram, el primer mes del calendario islámico, y aunque la Hiyra del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, no tuvo lugar en este mes en concreto, es siempre un buen momento para recordarla en nuestras mentes y tratar de llenar nuestros corazones de amor hacia Allah y Su Mensajero.

Porque la Hiyra (en mayúscula) del Mensajero de Allah, saws, y sus compañeros es precisamente eso, lo que la hace necesaria es una cuestión de amor a Allah, a Su Mensajero y a Su Mensaje; es una cuestión de amor y de compromiso y me atrevería a decir incluso, que de compromiso social antes que de compromiso particular.

Porque es verdad que la situación a nivel personal era dura, era muy dura, insostenible, eran continuos los insultos, mofas, ataques, agresiones y persecuciones que sufrían los musulmanes, torturas también en muchos casos, y todos conocemos lo que sufrió Bilal Ibn Rabah, que mientras era torturado no paraba de repetir, Ahadun ahad (que a la postre se convertiría en uno de los gritos de guerra de los musulmanes) a otros los apresaban y recluían sin darles apenas agua y unos dátiles, algunos incluso murieron, como la familia de Yasir, cuya cita con el Mensajero y de Allah, y esperamos que con todos nosotros será el Jardín, inshallah.

La situación a nivel personal era prácticamente insostenible, pero los sahaba eran hombres y mujeres increíbles cuyo Imán en Allah les hacía soportarlo todo y si el Mensajero les pedía que tuvieran paciencia ellos la tenían, eran pacientes y eras constantes; pero lo que el Mensajero y sus compañeros realmente no podían soportar era que el Islam no creciera, que no pudiera expandirse, que tuvieran que ocultarse para practicar su Din, que por su Imán en Allah tuvieran que vivir como unos apestados y que no pudieran incidir en la sociedad.

Y por ello cuando reciben el permiso de emigrar, hacen la Hiyra dejándolo todo atrás, sin importarles las riquezas que tuvieran que dejar en Meca, como en el caso de Suhaib Ibn Sinan, que cuando se enteraron de que iba a emprender el viaje lo capturaron y le dijeron: “Viniste a nosotros siendo un mendigo y ahora eres un hombre rico. Jamás saldrás de esta ciudad”. “¿Y si os doy todo mi dinero, me dejaréis emigrar?” dijo. “Si” contestaron los Quraish. Así que les dio todo lo que tenía y emigró hacia Yazrib (Medina) con su Din como único sustento. Cuando el Mensajero Muhammad se enteró de lo ocurrido dijo: “Suhaib ha ganado, Suhaib ha ganado”.

El cambio a nivel personal fue claro, se acabaron los insultos, las torturas, los confinamientos, los ataques, etc. Son recibidos en Medina con los brazos abiertos, con amor y misericordia; los sahaba han emigrado tanto interna como externamente, han cambiado en sí mismos y entonces Allah cambia lo que tienen, se han mantenido constantes y pacientes y ahora sus vida han cambiado.

Pero el cambio realmente importante es el cambio social, el compromiso por el Islam de los sahaba, su anhelo por incidir en el cambio y mejora de la sociedad, tanto por parte de los muhayirun como de los ansar es lo que hace que todo se transforme, es lo que hace que la falsedad se convierta en veracidad, que la injustica se transforme en justicia, que la oscuridad se convierta en luz, que la opresión se convierta en libertad.

Es el deseo sincero de cambio y de compromiso de ese reducido grupo de hombres y mujeres, encabezados y dirigidos por el Mejor de la Creación, lo que hace que cambie para siempre la historia de la humanidad. Y es que esos hombres y mujeres lo tenían claro, tenían confianza en Su Señor, tenían un alto anhelo, una alta aspiración y un compromiso sincero de establecer, no ya en sí mismos, si no en la sociedad, lo que sabían que era la forma de vida mas elevada, el Din de Allah, subahanhu wa ta’ala.

Y lo consiguen, por Allah que lo consiguen, por Allah que se transforman y transforman su sociedad, por Allah que emigran (que hace hiyra) de lo que Allah ha prohibido y detesta hacia lo que Él ama y dese; y por Allah que este es uno de los ejemplos más claros que conozco en el que se hace efectiva la aleya en la que Allah dice: “Ciertamente Allah no cambia lo que una gente tiene hasta que ellos no han cambiado lo que hay en sí mismos”.

La Hiyra del Mensajero de Allah es ese éxito, es el éxito y el cambio social, y por eso la Hiyra es lo que marca el comienzo de nuestro calendario, es el hito que se tiene en cuenta para el cómputo de nuestros años; podría haber sido el nacimiento del Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, podría haber sido también el comienzo de la revelación del Corán, o incluso la muerte del Mensajero; pero cuando en el Califato de Sayiduna ‘Umar, éste se reúne con algunos de sus compañeros para marcar el comienzo del calendario, deciden que sea la Hiyra (aunque lo que tienen en cuenta es el año y no los meses) porque tal y como dijo Sayiduna ‘Umar: “Haced que sea la emigración de nuestro Profeta pues (ese acontecimiento) diferenció la verdad de la falsedad”.

Y es que de entre las numerosas lecciones que se pueden obtener de la Hiyra, todas ellas necesarias y hermosas, muchas de ellas como prueba de paciencia y constancia, como prueba de que Allah da apertura y victoria tras las pruebas y la dificultad; pero de entre todas ellas, tal vez una de las más importantes para nosotros, y digo importantes por los tiempos que estamos viviendo, es que un grupo de hombres y mujeres sinceros y comprometidos, dispuestos a abandonaron sus hogares y familias por Allah, dispuestos a esforzarse y sacrificarse por Allah, fueron capaces de cambiar por completo una sociedad, fueron capaces de cambiar el curso de la historia de la humanidad.

Esta claro que nosotros no vamos a conseguir ese. ¿no? o si… quien sabe… Yo soy optimista e intento soñar a lo grande y estoy convencido de que como musulmanes tenemos mucha más fuerza y poder del que pensamos… Tal vez si nos ponemos en disposición, si tras habernos comprometido con Allah y con Su Din nos comprometemos a cambiar la sociedad, a mejorarla, a elevarla, a aportar lo que podamos, que es mucho más de lo que creemos, es posible que algo consigamos, será pequeño al principio, muy pequeño, puede que incluso insignificante para algunos; pero ya sabemos que con paciencia y constancia se pueden alcanzar grandes objetivos y de la Hiyra sabemos, que el arma principal de los musulmanes, es precisamente la paciencia y la constancia.

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