¡Alhamdulillah wa Shukrulillah!

Todo tiene su final y cuando llega el final de algo comienza el principio de otra cosa. Yo estoy llegando ya al final de una etapa, estoy exprimiendo sus últimas horas, sentado en mi rincón de siempre, pero no sobre mi alfombra, ni tampoco sobre mi escritorio, ya está todo desmontado y listo para meterlo en el camión de la mudanza. ¡Alhamdulillah!

Esta etapa que dejo atrás ha sido una etapa maravillosa, por supuesto, con sus altibajos y sus momentos de frustración, pero si vuelvo la vista atrás y reflexiono sobre estos últimos años, sin ninguna duda, no puedo dejar de dar gracias a Allah por la inmensa cantidad de regalos con los que me ha favorecido durante ellos. Tantos, que por mucho que reflexione, no soy capaz de reconocerlos todos. Oh Allah te doy gracias por ello. ¡Alhamdulillah!

Lo cierto es que esa etapa terminó para mí hace algunos meses, cuando, por circunstancias de la vida, tuvo lugar un cambio y se dio una situación en la que lo que yo podía aportar dejo de ser considerado como algo prioritario; pero es ahora, cuando de forma física se está haciendo efectiva de forma real. Y se está haciendo efectiva poniendo tierra y kilómetros de por medio. ¡Alhamdulillah!

En este momento tengo sentimientos encontrados, por un lado sentimiento de pesar y cierta tristeza por lo que dejo atrás, por dejar la tierra en la que nací, por dejar a gran parte de mi familia, a mis compañeros íntimos, a gente a la que he tratado de servir de la mejor manera de la que he sido capaz, gente que me ha querido mucho (y que espero que lo siga haciendo!) y que, por supuesto, yo también he querido y le pido a Allah que siga manteniendo mi buen recuerdo de ellos presente en mi corazón. ¡Alhamdulillah!

Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, me abruman una inmensa cantidad de recuerdos y buenos momentos vividos, de momentos en los que he disfrutado mucho, momentos en los que he crecido como persona, momentos en los que el Iman se ha fortalecido en mi corazón. Y hay algo que me resulta muy curioso; también he vivido momentos de dificultad y de dureza, momentos incluso de desesperación me atrevería a decir… pero para recordarlos tengo que hacer un gran esfuerzo y cuando lo hago, no puedo dejar de dar gracias a Allah, pues esos momentos de dureza y tristeza, no son mas que una gota en medio del océano de momentos de apertura y facilidad. ¡Alhamdulillah!

Lo cierto es que me siento un privilegiado ya que durante los últimos años, a pesar de las gran cantidad de fallos y errores que he cometido, he podido hacer aquello que me gusta y me apasiona, Allah me ha dado la oportunidad y la facilidad de transmitir y de enseñar, también la de seguir formándome y seguir adquiriendo conocimiento, un conocimiento que de no haber sido por Él no habría obtenido y un conocimiento que, espero y le pido, me siga dando la oportunidad de aumentar y de transmitir. ¡Inshaallah!

Por otro lado tengo ilusión, mucha ilusión, esperanza y grandes anhelos y expectativas de lo que me deparará la nueva etapa que comienzo, que comenzamos realmente, pues hago partícipe de ella a mi mujer y mis hijos. Es una etapa llena de retos que, por supuesto, no estará exenta de dificultad y de momentos de presión y dudas, pero como he dicho antes, tengo grandes esperanzas y anhelos puestos en ella. ¡Alhamdulillah!

En estos días he recordado mucho las palabras de Sayiduna ‘Umar Ibn al Jattab, que Allah esté complacido con él, cuando dijo: “No empequeñezcáis vuestra aspiración, vuestros anhelos (vuestra himma), pues no he visto nada que rebaje tanto al hombre como la caída de su aspiración”. Teniendo estas palabras muy presentes en mi corazón me embarco en esta nueva e ilusionante etapa. ¡Alhamdulillah!

Estas palabras de Sayiduna ‘Umar son las que realmente me han determinado a tomar la decisión de emprender esta nueva etapa, nuevos retos, nuevos proyectos, nuevas ambiciones, nuevas expectativas, anhelos elevados… como diría mi madre cuando le sale su vena americana: “Pensar en grande y a lo grande”. Pues en eso me estoy embarcando, en algo nuevo que espero que sea grande, y solo puedo pedirle a Allah que me de la capacidad y la fuerza necesaria para hacerlo. ¡Amin!

No me queda nada mas que añadir en este momento. Pero no puedo cerrar esta etapa sin antes dar las gracias a toda la gente que durante este tiempo ha confiado en mi, la gente que me ha escuchado, la gente que me ha apreciado, la gente que me ha apoyado, la gente que me ha permitido que la sirva, la gente que espero se hayan podido beneficiar en algo de mi trabajo y esfuerzo, la gente que ha aprendido de mi, esos que en las frías noches de invierno dejaban su hogar calentito y acudían a escuchar mis clases, esos que se sentaban en los yumu’as con intención de aprender algo y no solo porque hay que hacerlo. Y esa gente es muy numerosa, son hombres y mujeres, son tantos que no me atrevo a nombrarlos, pues si lo hiciera, me dejaría alguno y eso sería una injusticia muy grande por mi parte. Vosotros sabéis quiénes sois, así que a vosotros os doy las gracias desde lo mas profundo de mi corazón. ¡Alhamdulillah!

Y ya por último, pero no menos importante, si no que es lo más importante, le doy las gracias a Allah por esta etapa maravillosa y le pido que me siga dando apertura y facilidad, que ponga sinceridad en mi corazón para esta nueva etapa y que me permita seguir transmitiendo Su Palabra en mi nuevo destino. ¡Amin!

¡¡¡Barcelona, allá vamos!!! ¡Alhamdulillah wa shukrulillah!