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La preocupación del Mensajero saws por nosotros

“En verdad que os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo”.

Esta es, a mi juicio, una de las nobles aleyas mas maravillosas del Corán, es una aleya que nos hace reflexionar sobre el Mensajero Muhammad, es una aleya que tengo que confesar que es de mis favoritas del Corán y que recito continuamente en el salat, y es una aleya que, cuando la comprendemos de verdad, deleita los corazones, calma las mentes y produce en el interior un sentimiento de calma y de paz que no soy capaz de describir con palabras.

Es una aleya en la que Allah describe al mejor de la creación, a Su Profeta y Mensajero, Muhammad, saws. Pero antes de entrar a comentar la aleya quiero hacer un breve inciso para que nos demos cuenta de un aspecto que creo que en ocasiones nos pasa desapercibido. Sobretodo en estos últimos tiempos en los que estoy viendo como aumentan los “coranistas”…

El Mensajero Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam, es el medio que Allah emplea para que nos llegue el Corán, es el depositario del Mensaje, es el que recibe la luz de Allah y luego él la transmite y la expande; es la ‘encarnación’ y puesta en práctica del Mensaje; si no fuera por el medio no tendríamos el mensaje; eso es clave que lo comprendamos, el Mensajero Muhammad es el Corán andante, sus acciones, sus dichos, su sunna, son la puesta en práctica del Corán, por eso nunca, jamás, debemos caer en el error de separar al Mensaje del Mensajero, pues entonces es como si estuviéramos separando el espíritu del cuerpo.

Nos quedaríamos con un cuerpo –Libro, el Corán en este caso- sin alma, que sería solo un compendio de leyes, juicios e historias de pueblos antiguos que no tendrían mucho sentido para nosotros; por eso necesitamos al Mensajero Muhammad y necesitamos estudiar su vida, por eso necesitamos aprender sobre él, pues él es la llave para la comprensión y el entendimiento del Corán.

Y ese hombre, ese medio, es el mejor de la creación. Un hombre que ha salido de nosotros mismos; es decir que es un ser humano como nosotros, con padre y madre, que tiene sus necesidades fisiológicas como las tenemos nosotros… Y en esto hay una enorme sabiduría, ya que si fuera un ángel diríamos: “Es un ángel, no podemos seguirle, no podemos imitarle”.

Pero no, era un ser humano como lo somos nosotros, del mejor linaje, de la mejor familia, era realmente el mejor de todos nosotros. Y qué bonito es el verso en el que el Imam al Busairi, en su famoso poema Al-Burdah, lo describe diciendo: Lo máximo que sobre él se puede saber es que es un ser humano …  que es el Mejor de toda la Creación de Allah.

Por consiguiente tenemos a este hombre, el mejor de toda la creación de Allah, que es el portador y transmisor del Mensaje, y que es penoso para él que suframos algún mal. ¡Allahu Akbar! Esto es tremendamente maravilloso, al mejor de la creación le duele, le causa pena y pesar que sus seguidores sufran algún tipo de mal, le causa pesar que nos acontezca algún mal, -siendo el mal mas grande el castigo del Fuego en la Próxima Vida- y para que ese mal no nos alcance, hizo algo que ningún otro Profeta hizo por su gente, se reservó la súplica respondida a la que tenía derecho para hacerla por su Ummah, para hacerla por nosotros, para pedir y suplicar a Allah que nos libere de ese mal y que entremos en el Jardín.

A él le dolía cuando sus compañeros estaban padeciendo algún tipo de mal, le dolía verlos sufrir, y por ello se ocupaba en ellos, hacía las cosas fáciles para ellos, dejaba en ocasiones de hacer asuntos buenos y loables para no convertirlos en una carga para sus compañeros y por consiguiente para todos nosotros. ¿Acaso no es este un signo de líder justo y nobles que ama y se preocupa por su pueblo?

Este era él, el más noble de entre los nobles, el más misericordioso entre los misericordiosos y su preocupación era su gente ¿por qué? Porque está empeñado en nosotros. Esta cualidad, hirs es una muestra tremenda de amor. Te empeñas en aquellos a los que amas, te preocupas por los que amas, te ocupas de aquellos que te importan, pues sed muy conscientes, de que el Mensajero Muhammad, el mejor de la creación, se preocupaba por nosotros, se ocupaba en nosotros, estaba empeñado en nosotros. Recordad lo que dije en el último jutba, él, salla allahu alaihi wa sallam, nos consideraba sus hermanos y por ello, como un “hermano mayor” se ocupaba y preocupaba por nosotros.

Con los creyentes es benévolo y compasivo. Mashaallah! No solo es uno de nosotros, no solo le duele que suframos algún mal, no solo está empeñado en nosotros, si no que además de todo eso, con los creyentes, es decir con nosotros, es benévolo y compasivo. Y esto cualquiera que haya estudiado algo de su vida se dará cuenta de ello, el tremendo amor, la tremenda benevolencia y misericordia que tenía con sus compañeros, es algo que jamás se ha igualado en la historia de la humanidad.

Esto nos debe hacer ser conscientes de una cosa, algo que tal vez se os haya pasado desapercibido, algo a lo que tal vez no le déis mucha importante y lo dejéis pasar como si nada… No lo hagáis! Pues ese algo es de lo mejor que hay en este mundo. ¿Y sabéis qué es? Lo tremendamente afortunados que somos. ¿No os dais cuenta de ello? ¿No lo reconocéis? ¿No sois conscientes de ello? ¿No lo sentís? Empapaos de la vida del Mensajero de Allah, estudiadla, reflexionar sobre ella, conectad vuestro corazón a él, vinculaos a él, todo lo que hagáis hacedlo empapados de amor hacia él y entonces seréis conscientes de ello y seréis capaces de reconocer que sois, que somos, los seres mas afortunados del planeta, pues el que está empeñado en nosotros, el que se preocupa por nosotros y él, con los creyentes en benévolo y compasivo. Alhamdulillah!

Oh Allah te damos gracias por el regalo del Islam, te damos gracias por el regalo del Mensaje, y te damos gracias por el regalo del Mensajero; y te pido oh Allah, tu que tienes poder sobre todas las cosas, que nos permitas reunirnos en el lugar más elevado del Jardín con aquel que está empeñado en nosotros; amin!.

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