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El ansia de discutir

Son numerosas las aleyas del Corán en las que Allah describe la naturaleza del ser humano. Entre todas esas descripciones hay dos que últimamente están acudiendo mucho a mi cabeza y que muestran nuestro estado más primigenio, muestran algo que está en nosotros pero contra lo que debemos luchar; y volvemos una y otra vez a lo mismo, luchar contra nosotros mismos, ser capaces de controlar, gobernar y juzgar nuestro propio nafs.

La primera de esas dos descripciones es cuando Allah dice en la Sura de los Profetas: “El hombre ha sido creado de precipitación”; es decir, que el hombre ha sido creado con el elemento prisa, siempre tiene prisa o, mejor dicho, siempre queremos las cosas ya, las queremos y queremos que ocurran ya. Eso es el ‘ayal, la inmediatez, el directo, el ansia, las Breaking News que dirían los ingleses, el ya y ahora.

Esto es así, Allah nos ha creado con esto, con este instinto hacia esta forma de ser en nuestro interior. ¿Por qué? Yo no soy quien, ni tampoco ninguno de nosotros, para preguntar a Allah por qué ha creado lo que ha creado de una manera determinada; pero lo que sí podemos comprender, por Su Conocimiento, Poder y Sabiduría, es que en el hecho de habernos creado de esta manera hay una enseñanza, y parte de esa enseñanza es lo que hemos mencionado previamente: que luchemos contra nosotros mismos para ser capaces de controlar y gobernar esa inmediatez, esa precipitación, ese ansia que forma parte de nuestra naturaleza.

La segunda de las descripciones es todavía más categórica, es una afirmación devastadora que cuando se comprende, puede hacernos entender lo que ocurre a nuestro alrededor y puede hacernos comprender al ser humano. Es cuando Allah dice en la Sura de la Caverna: “El hombre es lo más discutidor que existe”. A pesar de que le proporciones argumentos, demostraciones claras y evidentes, pruebas basadas en el conocimiento o en la experiencia, basadas en ciencias exactas, basadas incluso en la revelación de Allah, discutirá, discutirá y seguirá discutiendo: “Hemos explicado a lo largo de esta Recitación todo tipo de ejemplos para los hombres, sin embargo el hombre es lo más discutidor que existe”.

Reflexionar sobre estas dos descripciones que hace Allah del ser humano, me ha llevado al mundo actual, el mundo de la tecnología y las redes sociales, un mundo en el que todos tenemos opinión y todos tenemos voz. Esto es algo loable, es algo bueno, es un avance, por supuesto, pero es un arma de doble filo con la que debemos ser precavidos.

Ahora que estamos en Ramadán y que, afectados de lo que un gran amigo mío llama el síndrome de Ramadán, nos volvemos muy “religiosos”, aumentamos nuestra recitación del Corán, aumentamos nuestra oración durante la noche y, dicho con otras palabras, queremos acercamos más a Allah.

Esto, que es algo maravilloso que ocurra, es un síndrome que no estoy criticando, sino todo lo contrario, lo considero muy bueno. Pero como todo, llevado al extremo conduce a algo muy peligroso: creernos con el derecho y la capacidad de entrar en debates sin conocimiento de los aspectos del Din del Islam.

Y es que últimamente veo en Facebook, en Twitter, incluso en grupos de WhatsApp, discusiones bizantinas sobre aspectos relacionados con nuestro Din. Discusiones que me hacen llevar las manos a la cabeza y pedir a Allah que nos proteja, que nos proteja del ansia del ser humano de quererlo todo, quererlo ya, quererlo a su manera y además discutirlo, presentarlo de todas las maneras posibles hasta que encaja en lo que quiere.

Parte de esa precipitación del ser humano con la que Allah nos ha creado, es querer buscar las respuestas, querer buscarlas y encontrarlas, antes incluso de que se planteen las preguntas o se den los casos; y esto me recuerda siempre a la respuesta del Imam Malik, un hombre que fue capaz de vencer su naturaleza discutidora y su ansia de precipitación. Y es que se ha transmitido que una vez un hombre vino y le preguntó: “Oh Malik, si un ratón cae en un recipiente en el que hay leche y, para intentar salir del recipiente, el animal se pone a correr sobre la leche hasta que ésta se convierte en mantequilla… esa mantequilla ¿es halal o es haram?”. Y el Imam Malik le dijo: “¿Pero te ha ocurrido eso?” El hombre respondió que no, que no le había pasado nunca. Y entonces el noble Imam le dijo: “Pues cuando te pase, ven y entonces lo hablamos”.

Esta enseñanza debemos tenerla siempre presente; plantear preguntas hipotéticas de cosas que remotamente puedan o no suceder en el futuro, no es parte de nuestro asunto, no es parte de nuestra enseñanza y no tiene ningún sentido embarcarnos en discusiones al respecto; el único sentido que tiene es dar rienda suelta a nuestra ansia discutidora.

Eso por un lado, pero por otro, y volviendo a las redes sociales y a la tecnología, me gustaría que fuéramos conscientes del peligro que encierra obtener el conocimiento de estos lugares. Sobretodo, y esto es lo que yo veo más peligroso, cuando se genera un debate, cuando todo el mundo da su opinión, cuando todos tienen algo que decir, cuando gente sin el más mínimo conocimiento ─pero enarbolando la bandera de la libertad y del bien, del avance y el progreso─ suelta auténticas parrafadas que no tienen ninguna base, ningún fundamento, nada que lo respalde, excepto sus propios sentimientos. No voy a decir siquiera su comprensión o su entendimiento, sino sus sentimientos y pasiones, que es algo peor, ya que los sentimientos y las pasiones, como todos sabemos y hemos experimentado, pueden cambiar de la noche a la mañana.

Nos puede y nos vence nuestra naturaleza discutidora; y a pesar de que, como dice Allah, se aporten pruebas, siempre buscaremos la opinión que nos complazca, discutiremos y seguiremos discutiendo hasta que demos con aquello que buscábamos; y eso hoy en día es muy fácil, porque con la gran cantidad de shuyuj que hay en Facebook y con el vasto conocimiento que posee Google, llegaremos a encontrar siempre la respuesta y la opinión que nos complazca; y si no lo hacemos, discutiremos hasta que la encontremos, con esa prisa y esa precipitación que tanto nos caracteriza.

Lo que mi padre tiene a bien llamar el ‘nafs revolucionario’ tiene mucho que ver con estos dos aspectos: la inmediatez, la prisa, el ansia y el discutir, el discutir y seguir discutiendo, sin base y sin conocimiento. Y que se discuta sobre si es acertado que Zidane haya dimitido como entrenador del Real Madrid es una cosa; discutir o debatir sobre algunos aspectos del Din que nos lleven a mejorar y crecer y aumentar nuestra comprensión y entendimiento es una cosa, una cosa totalmente loable y que deberíamos incentivar y hacer más a menudo; pero que se discuta sobre aspectos básicos de nuestro Din en los que hay pruebas claras, en los que los hombres de conocimiento se han implicado y han dado respuestas, y encima hacerlo sin ningún tipo de conocimiento ni adab, solo para que tu voz se escuche, solo para implantar tu opinión basada en tus pasiones y deseos, eso, amigo mío, es otra cosa, y es peligrosa, muy peligrosa, y que Allah nos libre de ello. Amin

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