pruebas

La lucha contra las pasiones del nafs

Musulmanes, os exhorto a que tengáis Taqwa de Allah, ya que la Taqwa es la mejor de las provisiones: “Y llevad provisiones, aunque la mejor provisión es el temor (de Allah). Así pues, guardaos, vosotros que entendéis la esencia de las cosas”.

Siervos de Allah, ciertamente en el cuerpo humano hay un trozo de carne que, si está sano, el resto del cuerpo estará sano y si está enfermo, el resto del cuerpo estará enfermo. Estas son palabras del Mensajero de Allah, sallallahu alaihi wa sallam, que hemos escuchado y recordado en numerosas ocasiones; pero ¿realmente conocemos las enfermedades del corazón? ¿Sabéis cuál es la enfermedad más perniciosa y perjudicial para el corazón, que cuando se apodera del corazón del hombre contagia a todo su cuerpo llevándolo por los caminos del extravío y la perdición?

Esa enfermedad, la más peligrosa, es el seguir, sin ningún tipo de freno, sin ningún tipo de control, las pasiones y los apetitos, es seguir esas pasiones que van en contra de lo establecido por Allah, esas pasiones que son únicamente fruto del deseo de tu nafs, ya que todo acto de desobediencia, por pequeño que pueda ser, tiene su origen en obedecer las pasiones a las que te llaman y te tientan tu nafs y el Shaytán. Dice Allah: “Y si no te responden, sabe que únicamente están siguiendo sus pasiones. ¿Y quién está más extraviado que aquel que sigue sus pasiones sin ninguna guía de Allah? Es cierto que Allah no guía a la gente injusta”.

Las pasiones, y seguirlas sin freno ni contención  -siempre que sean pasiones que van en contra de lo establecido por Allah-, son un síntoma de que te estás olvidando de la certeza. Olvidas a Allah, y te entregas a tu nafs; olvidas a Allah, y Él se olvida de ti; olvidas aquello que Allah ha establecido, y te entregas a aquello que el Shaytán y tu nafs te embellecen. Este es uno de los grandes males de nuestro mundo, y por eso Imam ‘Ali, que Allah esté complacido con él, dijo: “Ciertamente lo que más temo para vosotros son dos asuntos: seguir vuestras pasiones y una esperanza ilimitada, ya que el seguir vuestras pasiones -que van en contra de la obediencia a Allah- os vela la verdad y tener una esperanza ilimitada os hace olvidar el Ájira”.

No permitas que tus pasiones te venzan. No permitas que el susurro del Shaytán y de tu nafs te venzan. Es una lucha constante, una lucha que no tiene fin, es el Yihad Al Akbar, y la manera de vencer en esa lucha es hacer que tus pasiones, tus anhelos, tus deseos vayan en concordancia con lo establecido por Allah y Su Mensajero. Haz de tu pasión el dhikr de Allah, haz de tu pasión el ayudar a los demás, haz de tu pasión la búsqueda del conocimiento, haz de tu pasión el Salat, y entonces, sí, entrégate a tus pasiones, y serás de los triunfadores en esta vida y en la próxima.

Ciertamente el nafs es uno de los peores enemigos del ser humano, ya que hay que estar pendiente de él en todo momento y situación, pues cuando menos se espera es cuando ataca. Y sus ataques son muy sutiles, son casi imperceptibles. Te susurra que lo que estás haciendo es muy bueno, que tú eres esto y lo de más allá, que te mereces mucho por lo que eres, que hay que ver qué acción más maravillosa has realizado, que hay que ver la de veces que haces dhikra, que hay que ver lo que hacen los otros, que no se puede ni comparar con lo que tú haces, etc., etc. Así te ataca, de esta manera te incita, y tú, que has sido creado en debilidad, te lo crees. Poco a poco te va convenciendo y te va llevando hacia su terrero; tú empiezas a ceder, al principio, con cierta moderación, pero, finalmente, sin oponer ningún obstáculo, sin hacer ningún esfuerzo por frenarle, llevándote a entregarte sin freno en el camino de tus pasiones y apetitos, un camino que -todos lo sabemos- conduce a la oscuridad y la perdición.

El poseedor de intelecto es aquel que es capaz de juzgar a su nafs, de controlarlo ante las pasiones y los apetitos, el que es capaz de enfrentarse a él y decirlo NO, el que pone freno a ese ir corriendo sin control tras sus pasiones, cuando esas pasiones están fuera de lo establecido por Allah. Este es el dotado de intelecto, este es el que está realmente comprometido con su Din; al que el Mensajero de Allah, sallallahu alaihi wa sallam, describe diciendo: “El inteligente es aquel que se hace a sí mismo recuento y actúa para lo que viene después de la muerte. Y el necio es aquel que sigue sus pasiones desenfrenadamente y tiene esperanza en el perdón de Allah”.

Y, por el contrario, el necio, el que no tiene intelecto, el que no tiene Taqwa, el que se olvida de Allah, el que sólo piensa en sí mismo, es el que sigue sin freno ni control sus pasiones, el que se olvida de Allah en los momentos claves; ese es de los injustos, de los ignorantes; a los que Allah describe diciendo: “¿Qué opinión te merece quien hace de su deseo su dios? ¿Vas a ser tú su guardián? ¿O acaso cuentas con que la mayoría de ellos va a escuchar o a entender cuando no son sino como animales de rebaño o aún más extraviados del camino?”.

Los peores que animales de rebaño, o aún más extraviados, son aquellos que no son capaces de imponerse a su nafs, son aquellos que hacen de su deseo y pasión a su dios. Así describe Allah a los que se entregan a las pasiones de su nafs. Pasiones que están presentes en nuestro interior, que todos las poseemos, que el Shaytán y nuestro nafs nos embellecen constantemente, que son apetecibles y deseables para nosotros, que las vemos al alcance de nuestra mano, que nuestro nafs nos susurra y nos dice que no es nada malo, que estamos en nuestro derecho a hacerlo; pero no, no es así, ante estas situaciones, ante estas pasiones, debemos parar y recordar que de Allah somos y a Él hemos de volver y que el Día de la Rendición de Cuentas seremos juzgados de acuerdo a nuestras acciones, de acuerdo a lo que hayamos hecho en esta vida; ¿y acaso merece la pena perder todos los deleites y disfrutes infinitos del Jardín por una pasión pasajera de este mundo?.

Oh Allah, te pedimos que nos hagas ser de los que ponen freno a sus apetitos y, por ello, alcanzan el Jardín.

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Siervos de Allah, no hay duda de que ser capaces de poner límites a las pasiones es nuestra salvación, y, por consiguiente, el que no es capaz de hacerlo, el que se entrega sin freno a las pasiones y apetitos que van en contra de lo establecido por Allah, está destinado a la perdición, no hay esperanza para él, ya que esta es la puerta a través de la cual el Shaytán entra y se apodera del corazón del creyente, y -ya lo sabemos- si el corazón está enfermo, el resto del cuerpo estará enfermo. Allah dice hablando del Yaumul Qiyamah: “El que traspasó los límites y prefirió la vida inmediata tendrá como morada el Ŷaḥim. Pero quien temió que habría de comparecer ante Su Señor y refrenó su alma de la pasión tendrá como morada el Jardín”.

La Taqwa de Allah, el recuerdo del Día de la Rendición de Cuentas, el saber que todo lo que hacemos es anotado y que tendremos que rendir cuentas de ello son nuestra protección, son nuestro escudo para no caer en el enorme mal que encierra seguir las pasiones y apetitos del nafs, ya que, ¿cómo vamos a luchar contra ellos, de qué sirve que hoy os hable de luchar y de poner freno a las pasiones y los apetitos, si no tenemos Taqwa de Allah? ¿Cómo vamos a ponerles límites si no tenemos presente en nuestros corazones el Yaumul Qiyamah? ¿Cómo vamos a cumplir con aquello que Allah quiere de nosotros si no sabemos qué es lo correcto y qué no lo es?

Ibrahim Ibn Adham, que Allah esté complacido con él, dijo: “Las pasiones, pierden; el temor de Allah, cura; y has de saber que aquello que habrá de borrar las pasiones de tu corazón es que temas a Aquel que sabes que te está viendo”. La Taqwa de Allah es nuestra cura; si no hay Taqwa, si no hay conciencia de Allah, si no hay temor de Allah de Allah, nada importa, todo se pierde. Se pierde el pudor, se pierde la vergüenza y nos terminamos perdiendo nosotros mismos.

Tened temor de Allah, siervos Suyos; sed muy conscientes de lo que estamos hablando hoy. Las pasiones, si no son controladas, si no se les ponen límites, serán la causa de la perdición y el extravío. ¿Quieres ser de los triunfadores en esta vida y en la Próxima? Entonces, refrena tu alma ante la pasión y los apetitos; pon límites a tu nafs, y tendrás como morada el Jardín, donde disfrutarás de deleites que los ojos no han visto, los oídos no han escuchado y los corazones no han siquiera imaginado.

Oh Allah, te pedimos que nos hagas ser de ellos.

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