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Un tesoro del Corán

Hoy vamos a desgranar unas aleyas del Corán que son realmente maravillosas, una aleyas que son uno de esos tesoros que poseemos y que en muchas ocasiones nos pasan desapercibidos por no reflexionar; pero que quien es capaz de hacerlo, quien es capaz de reflexionar y comprender su significado, esto le llevará a aumentar su amor por Allah y por Su Mensajero Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam.

Este asunto, amar a Allah y a Su Mensajero, es clave para nosotros, sobre todo en estos tiempos en los que estamos viviendo en los que el mal prevalece sobre el bien, la oscuridad sobre la luz y la ignorancia sobre el conocimiento. Son tiempos en los que lo mejor que podemos hacer, es aferrarnos a la cuerda del amor por Allah y Su Mensajero.

Las aleyas de las que vamos a hablar son las últimas de la Surat al Baqara, en las que Allah dice aquello cuyo significado es:

“De Allah es cuanto hay en los cielos y en la tierra; tanto si manifestáis lo que hay en vosotros mismos como si lo ocultáis, Allah os pedirá cuentas de ello.Y perdonará a quien quiera y castigará a quien quiera. Allah es Poderoso sobre todas las cosas.

El Mensajero ha creído en lo que se le ha hecho descender procedente de su Señor y los creyentes (con él).Todos han creído en Allah, en Sus ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros: ‘No aceptamos a unos Mensajeros y negamos a otros’. Y han dicho: Oímos y obedecemos, (danos) Tu perdón Señor nuestro, y hacia Ti es el retorno.

Allah no impone a nadie sino en la medida de su capacidad, tendrá a su favor lo que haya obtenido y en su contra lo que se haya buscado.

¡Señor nuestro! No nos tomes en cuenta si olvidamos o erramos. ¡Señor nuestro! No pongas sobre nosotros un peso similar al que pusiste sobre los que nos precedieron.¡Señor nuestro! No nos hagas llevar lo que no podamos soportar. Bórranos las faltas, perdónanos y ten compasión de nosotros. Tú eres nuestro Dueño, auxílianos contra la gente incrédula”.

Existen dos versiones principales sobre el cuándo y el por qué son reveladas estas aleyas. La primera de las versiones narra que cuando desciende la primera de las tres, en la que Allah dice “De Allah es cuanto hay en los cielos y en la tierra; tanto si manifestáis lo que hay en vosotros mismos como si lo ocultáis, Allah os pedirá cuentas de ello.Y perdonará a quien quiera y castigará a quien quiera. Allah es Poderoso sobre todas las cosas”, fue algo muy duro para los Sahaba, se sintieron apenados y fueron a ver al Mensajero, diciéndole: “Oh Mensajero de Allah, ¿se nos van a pedir cuentas incluso de lo que pensamos, incluso de lo que ocultamos en nuestro interior? Y no sólo eso, que ya es duro de por sí, sino que “Oh Mensajero de Allah, ¿se nos van a pedir cuentas también de cosas que no seamos capaces de hacer, como el salat, el ayuno, el ŷihad o la sadaqa?” Por mucho que queramos habrá ocasiones en las que no podamos hacerlas, pero Allah nos va a pedir cuentas de todas ellas, “¿qué va a ser entonces de nosotros, cuál será nuestro destino?”

Entonces el Mensajero de Allah, hablando muy seriamente, les dijo: “¿Qué ocurre con vosotros? ¿Estáis declarando que vais a decir lo mismo que dijo la gente de los dos libros anteriores a vosotros (los judíos y los cristianos), que decían oímos pero luego desobedecían? Decid: Oímos y obedecemos, perdónanos Señor nuestro, pues a ti hemos de volver”.

Entonces los Sahaba, dándose cuenta de lo que habían hecho, dijeron: “Oímos y obedecemos, (danos) Tu perdón Señor nuestro, y hacia Ti es el retorno”. Pero todavía quedaba algo dentro de ellos, y cada vez que recitaban esta aleya sus corazones se encogían y sus lenguas se trababan. Pero al ver que lo hacían, al ver que a pesar de las dificultades cumplían con la orden de Allah y de Su Mensajero, Allah reveló la siguiente aleya:  

“El Mensajero ha creído en lo que se le ha hecho descender procedente de su Señor y los creyentes (con él).Todos han creído en Allah, en Sus ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros: ‘No aceptamos a unos Mensajeros y negamos a otros’. Y han dicho: Oímos y obedecemos, (danos) Tu perdón Señor nuestro, y hacia Ti es el retorno”.

Eso les alegró sobremanera y se dedicaron con mayor tesón y esperanza a cumplir lo que Allah les ordenaba; y al estar completamente satisfecho con ellos, Allah reveló la última aleya, el tesoro final que es cuando dice: “Allah no impone a nadie sino en la medida de su capacidad, tendrá a su favor lo que haya obtenido y en su contra lo que se haya buscado”.

“¡Señor nuestro! No nos tomes en cuenta si olvidamos o erramos. (Y Allah dijo, sí) ¡Señor nuestro! No pongas sobre nosotros un peso similar al que pusiste sobre los que nos precedieron. (Y Allah dijo, sí).
¡Señor nuestro! No nos hagas llevar lo que no podamos soportar. (Y Allah dijo, sí). Bórranos las faltas, perdónanos y ten compasión de nosotros. Tú eres nuestro Dueño, auxílianos contra la gente incrédula. (Y Allah dijo, sí)”.

Pero existe otra versión sobre cómo, cuándo y por qué fue revelada esta aleya; es una versión tomada de Ibn ‘Abbas, recogida también por el Imam al Qurtubi en su tafsir; y si os soy sincero, a pesar de lo maravillosa que es la primera versión que acabamos de mencionar, a mí la segunda me gusta todavía mas, pues es otra demostración, de las muchas que tenemos, de que el Mensajero de Allah es harisun ‘alaina, que está empeñado, que está preocupado por nosotros.

Esta segunda versión dice lo siguiente: “Descendió Ŷibril, sobre él la paz, con todo el Corán sobre Muhammad excepto ésta aleya que, en realidad, el Profeta la oyó la noche que ascendió a los cielos (la noche del Isra al-Mi’râŷ). Al llegar a un lugar elevado, estando con él Ŷibril, y al acercarse hasta el Loto del Límite, le dijo Ŷibril: “Yo no traspasaré este lugar porque no se ha ordenado traspasarlo a nadie más que a ti”. Así que lo traspasó el Profeta hasta llegar al lugar que Allah quiso que llegara. Ŷibril le había indicado que saludara a su Señor y entonces, estando en ese lugar, el Mensajero de Allah dijo: “At-Tahiyâtu lillâh, az-zakiyyâtu llilâh, attayyibâtu-ssalawâtu llilâh”. “Los saludos son para Allah, las buenas obras son para Allah, las buenas palabras y las oraciones son para Allah”.

Entonces Allah respondió diciendo: “As-Salâmu ‘alaika ayyuha-n-abiyyu wa rahmatu-llâhi wa barakâtuh”. “¡La paz sea contigo, oh Profeta, así como la misericordia de Allah y Su bendición!”

Entonces quiso el Profeta (y observad una vez más la grandeza de Muhammad, sallallahu alaihi wa sallam) que su gente también tuviera parte en el saludo y dijo: As-Salâmu ‘alainâ wa ‘ala ‘ibâdi-l-lâhi-ssâlihîn”. ‘La paz sea sobre nosotros y sobre los rectos siervos de Allah’.

Al escuchar este diálogo lleno de amor y misericordia entre el Amado y el amante, este diálogo en el que el amante quiere incluir también a toda su Ummah, pues ellos son parte de sus amados, dijeron Ŷibril y la gente de todos los cielos: Ashhadu an lâ illâha illâ-l-lâhu wahdahu lâ sharîka lahu, wa ashhadu anna Muhammadan ‘abduhu wa rasûlu”. “Testificamos que no hay más dios que Allah, único y sin asociado; y testificamos que Muhammad es Su siervo y Mensajero. Y esta increíble conversación es el tahiyatu que hacemos en cada oración.

Entonces Allah, subhanahu wa ta’ala, dijo la aleya: “El Mensajero ha creído en lo que se le ha hecho descender procedente de su Señor”. Es decir, en señal de agradecimiento y de reconocimiento a Mi, yo, el Señor de los Mundos, declaro que Muhammad ha creído en lo que le fue revelado por Su Señor.

Entonces el Mensajero de Allah, que está empeñado en nosotros, él, que ha guardado la súplica que todos los Mensajeros tienen concedida para pedir por su Ummah, por nosotros en el Día del Levantamiento, quiso que todos nosotros fuéramos partícipes de este gran y honor y consideración; y entonces dijo: “Y los creyentes (con él).Todos han creído en Allah, en Sus ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros: No aceptamos a unos Mensajeros y negamos a otros”.

Es decir, no negamos a ninguno de ellos ni hacemos distinciones entre ellos como hicieron los judíos y los cristianos. Entonces le dijo Allah: Oh Muhammad, ¿Cómo han aceptado la aleya que he revelado?, refiriéndose a esa primera aleya que en un primer momento fue dura para los Sahaba, pero que luego aceptaron. Dijo el Mensajero de Allah: “Oh Señor mío, han dicho: ‘Oímos y obedecemos. Perdónanos Señor nuestro, pues ciertamente a Ti volveremos’”. Es decir, a Ti será el retorno.

En ese momento, al escuchar esta respuesta, Allah reveló: “Allah no impone a nadie sino en la medida de su capacidad, tendrá a su favor lo que haya obtenido y en su contra lo que se haya buscado”.

Y entonces Ŷibril, que recordad estaba escuchando la conversación, en ese momento exclamó: “Oh Muhammad, pide, pide que se te conceda el favor”. Y dijo sallallahu alaihi wa sallam: ¡Señor nuestro! No nos tomes en cuenta si olvidamos o erramos”.

Le dijo Ŷibril: “Esto te ha sido concedido y se ha eximido a tu pueblo del error y del olvido. Pide pues, otra cosa”. Dijo: “¡Señor nuestro! No pongas sobre nosotros un peso similar al que pusiste sobre los que nos precedieron”.

Dijo Ŷibril: “Eso te ha sido concedido. Pide pues, otra cosa”. Dijo entonces el Profeta de Allah, pensando siempre en nosotros: “¡Señor nuestro! No nos hagas llevar lo que no podamos soportar. Es decir, algo tan pesado que no podamos hacer y nos castigues por ello.

Dijo Ŷibril: “Eso te ha sido concedido. Pide pues, otra cosa”. Y dijo Muhammad: “Bórranos las faltas, perdónanos y ten compasión de nosotros”. Y luego añadió: “Tú eres nuestro Dueño, auxílianos contra la gente incrédula”. Y su petición fue aceptada”.

Toda esta aleya y toda esta maravillosa conversación, no son más que una muestra del amor de Allah y de Su Mensajero por nosotros, sí, por todos nosotros, por todos aquellos que pertenecemos a la Ummah del Islam, por todos aquellos que amamos a Allah y a Su Mensajero. ¿Acaso por todo esto no debemos sentirnos afortunados y agradecidos? ¿Acaso por todo esto no debemos sentirnos orgullosos de ser musulmanes?

Oh Allah te pedimos que llenes nuestro corazón de amor por Ti y por Tu Mensajero. Amín.

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