pruebas

La lengua, un arma de doble filo

Musulmanes, os exhorto a que tengáis Taqwa de Allah, ya que la Taqwa es la base sobre la que se construye nuestro Din, y es por la Taqwa por lo que ascenderemos en los grados de la certeza hasta llegar a las estaciones más elevadas.

Siervos de Allah, sabed que uno de los dones más importante que Allah, subhanahu wa ta’ala, nos ha entregado, uno de los dones que nos diferencia del resto de las criaturas, es el don del habla, la capacidad de hablar, la capacidad de expresar lo que sentimos en nuestro interior; y este don de la palabra es algo muy ligero para la lengua, pero muy pesado en la balanza.

Nuestro Din del Islam nos llama a que hagamos un buen uso de nuestras palabras, nos marca el camino que debemos seguir con ellas, nos informa de cuál será la recompensa del que haga un buen uso de ellas, al mismo tiempo que nos advierte de las graves consecuencias de quien haga un mal uso de ellas, pues mediante las palabras podemos obtener la complacencia y el amor de Allah o, por el contrario, podemos obtener Su ira y Su castigo.

Allah, subhanahu wa ta’ala, compara en el Corán la buena palabra con un árbol bueno. Dice en la Sura de Ibrahim: “¿Acaso no ves cómo Allah compara la buena palabra con un árbol bueno cuya raíz es firme y cuyas ramas están en el cielo? Da su fruto en cada época con permiso de su Señor. Allah pone ejemplos a los hombres para que así recuerden”.

Y el Mensajero de Allah también nos habla en repetidas ocasiones sobre el valor de la palabra, sobre la importancia que tiene en nuestro Din aquello que pronuncian nuestras lenguas. Dijo Sallallahu alaihi wa sallam: “Que cada uno de vosotros se guarde del Fuego aunque sea por (dar) la mitad de un dátil, y si no encuentra, por una buena palabra”.

La mejor de las palabras que pueden pronunciar nuestras lenguas es la palabra del Tawhid: atestiguar que no hay más dios que Allah. Esto es lo que trajeron los Profetas y los Mensajeros. Esto es lo que hace ascender a los justos en Dunia y en Ájira.

Toda palabra que nos acerque al amor y la complacencia de Allah es parte de las buenas palabras. Recordar a Allah, recitar Corán, transmitir el conocimiento, intentar arreglar los problemas de la gente, introducir serenidad y sosiego en el corazón de tu hermano, dar un buen consejo, ordenar lo reconocido y prohibir lo reprobable, todo esto, es parte de la buena palabra, todo esto es parte de aquello que nos conducirá a lo mejor de esta vida y de la Próxima.

Una parte fundamental de la buena palabra que empleamos en nuestras relaciones con la gente es escoger el momento adecuado y la situación adecuada, ya que no hay que decir todo lo que se sabe si no es a la persona y en el momento adecuado. A veces es posible que esa buena palabra que estás diciendo, una palabra loable y digna de alabanza, caiga en un mal recipiente, sea malinterpretada, y entonces tu tendrás que rendir cuentas por ello, pues estarás llevando a la persona que siga esa palabra tuya al camino del extravío y la perdición.

Parte de decir una buena palabra, un aspecto del que debemos siempre ser conscientes, es el adab, la cortesía, la forma en la que pronunciamos esa palabra. Una misma palabra, dicha con adab, con buen tono de voz, escogiendo el momento adecuado, escogiendo a la persona adecuada puede ser de enorme beneficio para el que la escucha y también para nosotros. En cambio, esa misma palabra pronunciada en un lugar inadecuado, con un tono inadecuado, a una persona inadecuada, en un momento inadecuado puede ser de enorme perjuicio para el que la escucha y también para nosotros.

Si no hay cortesía en lo que decimos, no conseguiremos lo que deseamos; si no somos conscientes de la situación que está viviendo la persona a la que estamos hablando, el bien puede convertirse entonces en mal; si no hablamos con conocimiento y con sinceridad, esa palabra que en su origen es buena, se convertirá en algo malo y perjudicial para nosotros, ya que el adab, la cortesía y la sinceridad, son lo que de verdad mueve y llega a los corazones de la gente. Esta es nuestra arma y eso es lo que nunca debemos perder.

Oh Allah, te pedimos que nos haga ser conscientes en todo momento de lo que pronuncian nuestras lenguas.

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Ciertamente la buena palabra une los corazones separados. La buena palabra dicha con adab cura los enfrentamientos y las disputas, cambia el odio por amor, abre para nosotros las puertas del bien y cierra las puertas del mal. Es como un árbol que da frutos. Por otro lado, debemos saber que la mala palabra no hace sino separar aún más nuestros corazones, incrementar nuestros enfrentamientos, aumentar el odio y la envidia.

Muchas de las enfermedades que existen en la sociedad, y que vemos tan a menudo a nuestro alrededor, son causa de las malas palabras, son el resultado de hablar sin adab, de hablar sin conocimiento, de hablar sin ser consciente del momento y la situación en la que estás, de hablar sin tener en cuenta la persona a la que te estás dirigiendo, de dejar que nuestra lengua se cebe en la mentira y en la calumnia, en la cizaña y en los dimes y diretes, en las acusaciones y las opiniones sin sentido. Es mucha la gente que da rienda suelta a su lengua sin ser conscientes del mal que pueden estar causando por ello, sin saber las terribles consecuencias que ello conlleva. No conocen lo que Allah dice al respecto cuando afirma en Su Libro: “Pero una mala palabra se parece a un árbol malo que está desenraizado sobre la tierra, sin estabilidad”.

La peor palabra que puede pronunciar nuestra lengua es la palabra del shirk, es asociar algo con Allah ─y hoy en día vivimos en un mundo en el que el shirk está muy presente a nuestro alrededor─; con lo cual debemos ser siempre muy cuidadosos con ello. Toda palabra que Allah odia o detesta es parte de la mala palabra. Toda palabra que rompe la unidad de los musulmanes es parte de la mala palabra. Toda palabra que perjudica a tu hermano es parte de la mala palabra. Toda mentira es parte de la mala palabra. Toda acusación falsa es parte de la mala palabra. Toda calumnia es parte de la mala palabra.

Y la mala palabra perjudica al que la pronuncia, en esta vida y en la Próxima, y perjudica también al que la escucha, al que pone oídos a ella, al que no es capaz de impedir que se pronuncie en su presencia, pues tanto el que la pronuncia como el que la escucha tendrán que rendir cuentas de ello. La mala palabra no trae con ella más que mal y perjuicio; no hay nada de bueno en ella, es imposible, es un árbol malo, nunca podrá dar nada bueno; por eso, cuando preguntaron al Mensajero de Allah qué es lo que hará que más gente entre en el Fuego, respondió: “La lengua y la partes privadas”.

Oh Allah, te pedimos que nos libres del mal de nuestras lenguas. Oh Allah, protégenos del mal de nuestras lenguas. Oh Allah, haz que nuestras palabras sean buenas y que por ello alcancemos el Jardín. Amin.

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